lunes, 13 de febrero de 2017

Memphis, tenías que ser el mejor

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Ex-querido Memphis, 

No es fácil ser un jugador holandés entre los 17 y los 20 años en el primer equipo del Ajax o del PSV. Aunque no hayas demostrado nada, la presión que tienes que soportar es enorme. No solo juegas con la esperanza de la afición sino también con la esperanza de abanderar a tú selección. Desde tu debut has tenido que pasar por una vertiente demasiado dual: por cada Cruyff, Van Nistelrooy, Van Basten, Kluivert o Bergkamp hay mil jugadores de los que no has oído hablar o has desterrado de tu memoria como Drenthe, Emanuelson o Afellay. Ahora mismo tu ex compañero, Zakaria Bakkali, se encuentra en esa etapa del olvido, a pesar de contar con, solo, 21 años. Ser una joven promesa en Holanda es la comparación europea de serlo en Argentina o en Brasil.

Aunque, en realidad, tu entrada al profesionalismo viene filmada desde un segundo plano. No eras la estrella de aquella Holanda sub-17 campeona de Europa. Lo era Vilhena y Ebelicio, e incluso Rekik y Kongolo estaban por delante de ti en relevancia. Lo mismo pasaba en tus primeros años en el PSV donde, apenas, rascabas bola. Pero daba igual, porque aquello te sirvió para aprender de jugadores de talla mundial como Van Bommel, Strootman, Wijnaldum o el gran Dries Mertens. Pero fue gracias a la venta de éste último, al Nápoles, lo que te hizo ser una estrella en Holanda. La majestuosa diestra de aquel número 22 empezó a sonar por Europa.

Todavía te conocíamos como Depay cuando tus cañonazos y tiros de falta acumulaban cientos de miles de visitas en Youtube. Con el 7 a la espalda monopolizaste el ataque para dar al PSV el título ligero. Un título que se les resistía desde 2008. No contento con eso, también fuiste el pichichi de la competición con 22 dianas. Ningún jugador del PSV conseguía ese galardón desde 2004 (Mateja Kezman)

Holanda se te quedaba pequeña. Con 21 años tenías la diestra más prometedora de Europa y, mientras te bañabas en gloria, el United de Van Gaal pagaba 25 millones de libras al PSV para llevarte a la Premier. Ahora solo eras Memphis. Sin apellido. Como Madonna en sus tiempos pero, incluso, más joven y exultante: decías que te habías hecho a ti mismo, que repudiabas a tú padre y que empezaste desde lo más bajo sin llamar la atención. Tal era tú notoriedad que Under Armour te eligió para representar su marca en Europa.. Su slogan, Rule Yourself, estaba hecho para ti- Es lo que haces en la oscuridad lo que te pone en los focos-

La temporada 2015-2016 estaba escrita para ti: Un entrenador holandés confió en ti el estatus de estrella para llevar al club, con mayor repercusión en el mundo, a lograr viejas hazañas. Rooney debía ser el cerebro, Martial el goleador y Memphis el jugador desequilibrante. El curso empezó bien, dando un espectáculo en la previa de Champions contra el Brujas y varios buenos partidos de liga como contra el Sunderland. Sin embargo, llegó el invierno y desapareciste. Sin ningún tipo de explicación. Ya no hubo más lanzamientos de falta. Ya no hubo más cañonazos. Ya no hubo más centros perfectos.

El United, contigo o sin ti, se convirtió en una sátira de si mismo. Pensé que era una cuestión de adaptación o que estabas pasando por una mala racha como le ha pasado a tantos grandes jugadores. Pensé que Mourinho sacaría tú mejor versión, que sacaría esa ambición, que yo pensaba, que llevabas dentro. Pero me equivoqué: te dejaste vencer por la juventud de Rashford, por el totalitarismo de Zlatan y el chico del marketing; Paul Pogba. Mourinho te dio un papel marginal y tú, como un cobarde, lo aceptaste. Te rendiste.

Tenías ante ti la oportunidad de presentarte al mundo, de llegar a ser, algún día, una leyenda. Pero, en cambio, preferiste ser más conocido por pasear tu Rolls-Royce en la noche de Manchester que por tu juego. Preferiste luchar en el ring de boxeo de tu casa antes que hacerlo en el campo. En Instagram relucías tus joyas, tus fiestas y tus viajes en yate. El dinero te dio gozo y lujo pero te quitó respeto y gloria.

El mes pasado, el Manchester United se deshizo de ti, harto de ver como tirabas todo por la borda. El Lyon tiene un gran proyecto. Memphis, es una gran oportunidad para revivir la llama. Pero, sinceramente, es un paso atrás, y tú lo sabes: tu rostro en la presentación lo refleja a pesar de que no lo quieras reconocer. En tu mirada se aprecia que cometiste un error y que quieres resarcirte. Pero no será fácil: Lacazette, Fekir y Cornet son tres grandes jugadores que no querrán cederte ni un solo minuto.

Por último. Felices 23, Memphis. Se dice que a los 23 es cuando una persona alcanza su punto álgido de fuerza y juventud. Luego empieza la decadencia. Todavía eres joven pero por tu bien, y por el bien de los aficionados, no desaproveches esta oportunidad. Aún puedes ser una leyenda. No te dejes llevar por la desidia y que la comodidad del dinero no apague los aplausos.

Atentamente, un antiguo admirador.