miércoles, 14 de diciembre de 2016

LOS TIGRES DEL MARKETING



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Un murmullo, convertido en eco, se desató en el Dorothy Chandler Pavilion de Los Ángeles en 1999 cuando Harrison Ford anunciaba a Shakespeare in love como la mejor película del año. Salvar al soldado Ryan, La vida es bella y La delgada línea roja fueron tres obras de arte sin el ansiado galardón superadas por una película, simplemente, decente. Los presentes sospechaban que su productor, Harvey Weinstein, tenía demasiados contactos dentro de la academia.
Dos años más tarde, el director más sobrevalorado de la historia, Ang Lee, se llevaba el Oscar a la mejor película extranjera por Tigre y Dragón ante la cruda y maravillosa Amores perros. Hollywood vio un filón comercial, que no artístico, en el director taiwanés. La cúspide de su explotación comercial vino con La vida de Pi: su promoción estaba llena de teasers trailers espectaculares del maldito tigre, con planos jamás vistos y cromas inventados, precisamente, para esta película. Al final, un chaval tiene que luchar contra un tigre. Eso es todo. Un tigre virtual y 600 millones de beneficio.

En el negocio del fútbol, los tigres de Ang Lee son los tigres de Mendes y Raiola; Cristiano y Pogba. Dos futbolistas de élite con una tropa de marcas y fans a sus espaldas pero, para los que sentimos este deporte, no son los mejores. No son excelsos.

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Una de las normas imprescindible del marketing es no dejar nada al azar aunque esté basado todo en una mentira: En el pasado julio, Paul Pogba publicaba una foto en blanco y negro posando con su Lamborghini, solo sale en color una gorra y unas botas rojas. ¿Casualidad?, ninguna. Por aquel entonces, teóricamente, seguía en la Juventus pero el United y Adidas explotaron al máximo la imagen del futbolista para anunciar su fichaje en el momento más importante; la primera jornada de la Premier League.
El Manchester United es el equipo, por excelencia, del marketing. Las cuentas de sus futbolistas en redes sociales son, prácticamente, iguales: todos salen con la camiseta promocional y patrocinan por todo lo alto a sus respectivas marcas .Su grado de repercusión y número de seguidores es gigantesco.

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Sin embargo, la repercusión en el marketing de contenidos es inversamente proporcional a sus resultados en el campo. Un equipo poco trabajado que no sabe a lo que juega está cosechando peores resultados con Mourinho que con Loius Van Gaal o David Moyes. Lo peor de todo es ver el grado de apatía de sus jugadores. Aunque si lo pensamos en profundidad es normal que no luchen: Martial es un chico de 21 años que le patrocina Nike y Foot Locker mientras él se casa con su segunda esposa. Memphis Depay es un diamante en bruto conocido en la noche de Manchester por pasear su Bentley y Rolls Royce mientras tiene el apoyo de Under Armour. Incluso a Mourinho le podemos ver anunciando Heineken. El juego ha pasado a un segundo plano.

Pasemos al tigre de Mendes, Cristiano Ronaldo: ha ganado su cuarto Balón de Oro en el año de su gran declive físico. Para mí, en estos momentos, no es ni un top 15. Y eso provoca que me cuestione varios aspectos. Se supone que hay que ser excelso para ganar éste galardón, entonces ¿por qué no se lo dan a Messi? Vale, supongamos que el asunto va por goles ¿por qué no se lo dan a Aubameyang? Bueno, retomemos la pregunta y pensemos que va por el rendimiento en la Eurocopa ¿por qué no se lo dan a Pepe? Aunque supongamos que la cosa va por la capacidad de un jugador de echarse todo un equipo a las espaldas ¿por qué no se lo dan a Bale?

El fútbol de élite ha pasado a ser una red de contactos donde el marketing está por encima de lo puramente futbolístico. Cristiano es para muchos una especie de héroe. Un héroe del que se sospecha que no ha pagado 150 millones en impuestos, pero esta noticia ya no se verá en los medios. Se ha tapado. Antes de que saliera a la luz, este caso de fraude, El País y el ABC sacaron más de 100 noticias relacionadas con los casos de Football Leaks. Desde que salió el nombre de Cristiano, en los papeles, ninguno de estos periódicos ha vuelto a publicar nada relacionado.

El gran acierto de Jorge Mendes con su compañía fue crear dos departamentos nunca antes visto en una agencia de representación; departamento jurídico y departamento de imagen. Con estos dos departamentos el señor Mendes ha sido capaz de lucrarse más que con el primero. Y su poder es tan notarial que influye en los clubes y en la prensa.
Algo que no ha gustado nada a Mendes es el rumor sobre la homosexualidad de su gallina de los huevos de oro.  Cuando sale alguna foto con su amigo marroquí rápidamente el publicista de CR envía fotos a la prensa con su nueva novia.
Supongamos que sí es homosexual. Si un icono como él declarara su homosexualidad sería un bombazo. Rompería barreras. La imagen del futbolista sería aún mejor. Pasaría a ser el icono más representativo del puñetero mundo. Pero si le damos una vuelta a la tortilla sabemos que los negocios más lucrativos de CR están en los países árabes y allí la homosexualidad como que no está bien vista.

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Este post no lo escribo para despotricar sobre Cristiano y alabar a Messi y cía. Al revés. Este post es una crítica hacia los futbolistas de élite, los superagentes, las marcas y la prensa que han provocado que yo y la sociedad estemos hablando de la homosexualidad de CR, de los coches de Depay o de las mechas de Messi. Mientras ellos crean sospechosas asociaciones, falsas ONG y llevan sus fortunas a paraísos fiscales para no pagar impuestos.

El fútbol de élite actual es como salir con una rubia despampanante: se mira todo el rato al espejo mientras tú tienes que decirla lo guapa que está como si estuvieses hojeando la plantilla del United. Es aburrida como los partidos de mundiales y eurocopas con 0-0 y prórrogas interminables. Se va de compras con tu tarjeta de crédito como cuando te pasan la factura de Movistar fútbol o el chándal que te has comprado del Barcelona.

Pero, sobre todo, es superficial. Te deja vacío por dentro. No sientes nada. Y yo para no sentir nada, mejor lo dejo. Si el fútbol solo nos causa apatía e indiferencia mejor dejarlo marchar.

lunes, 24 de octubre de 2016

REY DE REYES

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Es fácil ser príncipe: recibe halagos de cualquier estatus social, desde la clase trabajadora hasta la más alta burguesía. No tiene grandes obligaciones, solo necesita hacer acto de presencia en los eventos programados para salir en la prensa. Es el invitado de honor en todas las fiestas, donde persigue a unas recíprocas faldas.
En el mundo NBA, Stephen Curry y Kevin Durant son dos príncipes. Dos príncipes queridos en cualquier parte del planeta. Llenan las noticias deportivas con sus espectaculares actuaciones y  las marcas les ofrecen contratos millonarios para poner sus rostros en los productos. Pero hay una diferencia sustancial entre lo que supone ser un príncipe y lo que supone ser un rey: un príncipe busca una princesa. Un rey sostiene un reino.

Todo rey recibe fuertes críticas por sus decisiones y debe estar alerta ante el ataque constante de jóvenes, y ambiciosos, enemigos que quieren su cabeza. El reinado del Rey James está lleno de baches, críticas y unos golpes tan fuertes que hubiesen provocado la abdicación de cualquier anterior rey.
Desde que llegó al reino, sus detractores pidieron su cabeza. El odio hacia el nuevo rey venía precedido por la campaña magistral de Nike donde se atrevieron a llamarle “El elegido”. Esos detractores lo tomaron como una falta de respeto hacia Michael Jordan. LeBron James era un chico de 18 años que todavía no había logrado nada. Pero, incluso, cuando sus cuatro MVPs y sus dos anillos justificaban la apuesta de Nike, los detractores siguieron burlándose de él. Los seguidores del rey veíamos a esas personas como unos nostálgicos anclados en un baloncesto noventero, y unos irrespetuosos ante la nueva ola surcada por LeBron James, Dwyane Wade y Carmelo Anthony en aquel maravillo draft del 2003.

El Rey James se quedó tirado en la lona en numerosas ocasiones contemplando como los reyes de otros reinos, Kobe Bryant, Tim Duncan o Kevin Garnett, se apoderaban del deseado anillo. La fórmula “LeBron y sus lebrones” no funcionaba. El rey no necesitaba súbditos, necesitaba fieles y excelsos escuderos. Por ello, llevó su reinado a tierras más cálidas. En Miami se hizo con la gloria pero no con el respeto. El respeto solo lo obtendría de una manera; siendo profeta en su tierra.

Los Cavaliers de 2015 estaban destinados a la gloria pero se toparon con los Warriors del Príncipe Curry, en una eliminatoria marcada por las lesiones y las actuaciones inhumanas del Rey James. Tal es así que se planteó, seriamente, otorgar el MVP de las finales al rey. Pero su equipo había perdido y el príncipe Curry desapareció durante toda la eliminatoria. Al final la NBA tuvo que otorgárselo al jugador encargado de parar al rey; André Iguodala.

Aquel verano, el Rey James se encerró con sus demonios.  Era su momento catártico: ese momento en el que debes alejarte de todo y penetrar en lo más profundo de tus entrañas para dar lugar a la versión mejorada de ti mismo.  Cuando disipo todos sus demonios cedió el rol de estrella a ese chico que era mejor que Curry pero nadie quiso verlo; Kyrie Irving. Relegó a Kevin Love a un tercer plano y enseñó al talentoso y díscolo JR Smith lo que era la disciplina.
De esa forma su reinado volvía a juicio en tierras californianas: El Príncipe Curry y sus escuderos venían de hacer una temporada histórica. El 3-1 hacia indicar que, una vez más, el rey iba a ser derrocado y, esta vez, la corona del reino NBA iba a estar en la cabeza del Príncipe Curry.  Sin embargo, los 41 puntos de LeBron en el quinto y sexto partido empataron la serie. El séptimo partido iba a dictaminar sentencia sobre la corona.

Si hay una jugada que suponga un antes y un después, en la forma de afrontar un partido, esa es el tapón de LeBron sobre, el siempre infravalorado, André Iguodala: el Rey James se alzó sobre el cielo de Oakland y exclamó- no voy a perder porque no me da la gana-
Irving sentenció un partido que dio a Cleveland el primer anillo de su historia.


Mañana empieza una nueva temporada NBA y nuestras, supuestas,  saludables ocho horas de sueño pasarán a mejor vida. Un servidor confiesa que es incapaz de tener una vida completamente diurna y organizada desde que un precoz LeBron le hizo levantarse del sofá a las tres de la madrugada.

Esta nueva temporada nos trae a jóvenes príncipes capaces de derrocar al rey; Stephen Curry, Kevin Durant, Russel Westbrook, Paul George y Kawhi Leonard serán los principales rivales del Rey James. Lo normal es que LeBron abdicara, que fuese feliz y se relajara, ya lo ha conseguido todo. Pero lo malo de la felicidad es que conlleva a la comodidad y la comodidad conlleva a la mediocridad.

Nosotros sabemos que no abdicará. El Rey James tiene un nuevo objetivo; ser el rey de reyes.


jueves, 11 de agosto de 2016

YA NO QUEDAN HÉROES

Han pasado 25 años desde que se estrenó  aquella maravillosa película de acción, El Último Boy Scout, pero resulta asombroso  el paralelismo que se le puede sacar con el fútbol actual: Bruce Willis es el encargado de solucionar una trama relacionada con las apuestas en el fútbol americano. En la primera escena un periodista, ante la bajada masiva de espectadores en los estadios, pregunta al propietario de una franquicia -¿ya no quedan héroes en este deporte?-



No. Ya no quedan héroes. El fútbol se ha convertido en una apisonadora lucrativa donde el hincha cada vez tiene menos cabida. Ya no se busca el apoyo de la grada, se busca el apoyo de las cadenas de pago. Aquí van los motivos por los que el fútbol ha dejado de crear héroes:

-Los superagentes: para mí es el principal mal. Los Mendes y los Raiolas se dedican a coleccionar jugadores en sus avariciosas agencias. Especulan constantemente con el mercado para aumentar el valor del jugador y así llevarse una comisión más alta. Utilizan su red de contactos para colocar jugadores en un mismo equipo y así tener un poder sideral sobre el club (véase el Valencia)
Los superagentes son un gen maligno que debería ser erradicado pero, por desgracia, este tipo de representación acaba de empezar; su influencia entre los propietarios de los clubes es enorme.

-Los nuevos propietarios: las ligas europeas están repletas de propietarios de países exóticos quienes dudo que en su tierna juventud fueran forofos de este deporte.  Ellos solo buscan colocar su producto o compañía en las camisetas y en los estadios. No tienen ningún tipo de aprecio al aficionado leal; cambian el nombre del estadio, el diseño de la camiseta, del escudo…
Se ha puesto de moda que este tipo de multimillonarios jueguen con el fútbol como si se tratase de su hobby favorito. Lo único que quieren es estar por encima del otro propietario árabe, chino, norteamericano o namekiano de la ciudad. Además tienen un conocimiento nulo del juego así que se dejan influenciar por los, ya mencionados, superagentes que, sin ningún tipo de pudor, les colocan todos los jugadores mediocres de su agencia de representación. Y así de paso se hinchan a comisiones.
Un dato: solo 4 de 20 propietarios de la Premier League son ingleses.

-Las multinacionales: este tipo de empresas utilizan cualquier tipo de estratagema para colar su producto dónde sea. El último caso es el de Paul Pogba con Adidas; la campaña “Let the talkers talk” es un claro ejemplo de absorción de mentes. El acuerdo entre Pogba y United era total antes del inicio de la Eurocopa pero Adidas y Raiola realizaron una maquiavélica campaña para explotar a tope la imagen del futbolista.

-Los futbolistas son las nuevas estrellas del rock: Lamentablemente han conseguido ese estatus. Se codean en sus redes sociales y entre bastidores con un despotismo preocupante: enseñando su nuevo deportivo, sus joyas, sus viajes en avión privado, sus mansiones…han caído totalmente en el juego de los superagentes.
E incluso su actitud en los terrenos de juego es preocupante; quejándose por entradas inexistentes, discutiendo con el árbitro por memeces, echando broncas a compañeros por errores que ellos mismos cometieron.
El caso más significativo nos lo encontramos en el Cristiano Ronaldo actual: un jugador venido a mucho menos se va a llevar un cuarto balón de oro inmerecido; un galardón que ha perdido todo su valor. Ahora el jugador-negocio más popular es quien se lleva el premio.

-Corrupción: la FIFA es un club de alterne a gran escala. Han concedido torneos a países, sin ninguna tradición futbolística y con unas condiciones climáticas extremas, solo por el poderoso caballero Don Dinero.
Uno de los mayores descalabros en el fútbol de élite es la nula política de transparencia; nadie sabe nada. En realidad no se saben las cantidades de los traspasos ni los sueldos de los jugadores. Lo que la prensa transmite son simples especulaciones, no existe nada por escrito que lo oficialice. De esa forma se incluyen mil clausulas en los contratos de los jugadores que desconocemos por completo y que da lugar a un mercado de fichajes incoherente para el espectador medio.

-Las apuestas deportivas: es una vergüenza que se puedan apostar a partidos de tercera división y demás categorías amateur. Los mismos jugadores pueden apostar en contra de su equipo con tal de llevarse un buen pellizco. Es decir, las apuestas deportivas, a ese nivel, matan la esencia del fútbol, incluso de un fútbol humilde y, en teoría, noble.


-La prensa “sensacionalista” deportiva: en los últimos años ha entrado como nadie en este juego. Ya no noto diferencias entre el Pronto y el Marca. Y lo peor de todo es que su poder de influencia sigue siendo enorme, así que millones de aficionados se rigen por las absurdas noticias y opiniones de estos medios que han decidido que vender humo es lo mejor para su negocio.
Por fortuna en internet podemos encontrar otro tipo de prensa más especializada, que basa su visión en lo puramente deportivo y realiza análisis exhaustivos del juego. Pero, sin embargo, los medios masivos se encargan de que estas páginas sean casi una deep web; el espectador medio no quiere saber cómo Ganso se mueve por el campo con o sin balón, ellos solo quieren saber cómo CR alentará a los suyos desde la banda en la final de la Eurocopa.
Ah,por cierto, que le den por el culo al espectador medio.

Pero lo más triste de todo es que estos motivos han condicionado el estilo puramente futbolístico actual: un juego más lento, más resultadista donde el balón cada vez se juega menos y el jugador se queja más. De esa manera solo puedo explicarme cómo un equipo tan mediocre como Portugal haya conseguido la Eurocopa.
Estamos viviendo la etapa más gris de este deporte que se ha vendido a los jeques y a las casas de apuestas. Si de verdad amamos este deporte tendríamos que dejarle marcha durante un tiempo; deberíamos dejar de darle share a Telecinco y vaciar los estadios. Deberíamos darle un tiempo para que, de esta manera, propietarios y demás calaña se dieran cuenta de todo el daño que están haciendo. Pero eso no pasará, es utópico. Seguiremos haciendo más ricos a los ricos y el fútbol cada vez será menos fútbol y se convertirá en una alfombra roja de Hollywood.

Scott Fitzgerald dijo una vez- Muéstrame un héroe y te escribiré una tragedia- en este caso, la tragedia radica en que los propios héroes han dejado de existir.

*He puesto una foto de Jamie Vardy porque es lo más parecido a un héroe: un chico que llega al profesionalismo a los 25 años después de estar podrido en la quinta división inglesa para acabar, a sus 29 años, conquistando la Premier ,con un equipo humilde, y metiendo más de 20 goles

sábado, 5 de marzo de 2016

EL SARDINERO ARDE


Estas últimas semanas fui testigo de una entidad en ruinas. A pesar de que con los años vas madurando y vas viendo el mundo de una forma más agridulce, yo todavía sigo siendo un soñador, todavía tengo esperanzas. Y una de esas esperanzas tenía que ver con el club de mi tierra, así que acepté el reto y me puse manos a la obra. Pero lo que no sabía es que estaba presenciando los prolegómenos de un funeral.

Pasear por los alrededores del estadio a las ocho de la mañana me producía escalofríos; paredes pintadas, rejillas rotas y una tremenda suciedad. Pero al entrar al estadio la sensación era aún peor: asientos sin clasificar, rotos y húmedos. Además de un video marcador moribundo. Al mirar al césped lo que estaba contemplando eran fantasmas de una época que no volverá. El Sardinero actual se asemeja a la antigua Roma cuando ésta ardió: unos cuantos fieles seguían en pie gobernados por unos antiguos aristócratas que eran incapaces de cambiar su percepción. Pensaban que, a su manera, Roma volvería a ser la más grande.

El Real Racing Club quiere volver a ser grande pero, a pesar de ser un objetivo poco realista, ni siquiera dan un pequeño paso para que se produzca el cambio. Es como un niño de ocho años que quiere ser futbolista pero su tiempo libre se lo pasa jugando a la Nintendo. Si no damos el primer paso jamás seremos ni una pequeña parte de lo que ambicionamos.

Dicen que, con el nuevo departamento de marketing, quieren fidelizar y captar tanto comercialmente como socialmente. Lo único realmente bueno que están haciendo en estos instantes es compensar a esos fieles seguidores que no se merecían el desprecio que juntas anteriores tuvieron hacia ellos.

Sí, está muy bien fidelizar a los aficionados pero para nada es efectivo porque esos aficionados han soportado las peores situaciones posibles y siguen animando jornada tras jornada. Si se quiere captar nuevos aficionados y nuevos patrocinadores hay que arriesgar: en situaciones de crisis extrema el riesgo es la única manera de salir del pozo. Lo reconozco yo soy un amante del riesgo: me gusta solucionar situaciones de crisis y aquella era mi gran oportunidad.
En cambio, en el Racing no piensan así. Ellos prefieren perder el tiempo negociando con comercios locales cuyos propietarios te miran por encima del hombro. Para esos comercios es ideal este patrocinio pero, de esta manera, el Racing está pidiendo limosna, está dando una imagen de desesperación. Pensar en pequeño te hace pequeño. Pensar en grande puede que no te haga grande pero, al menos, avanzarás.

Para mí no es tan difícil vender la imagen del Racing ahí fuera porque la situación de hundimiento absoluto es perfecta para ganar. Hay que vender la verdad: estamos en el infierno, las gestiones pasadas fueron tan desastrosas que ahora mismo somos casi incapaces de valernos por nosotros mismos pero, a pesar de todo ello, tenemos la esperanza de volver al lugar que, un día, fue nuestro.
Ahí fuera hay mil empresarios que ya no venden productos sino historias. Ahí fuera hay mil empresarios que quieren vender cuentos de hadas: convertir a una entidad de un patito feo a un cisne. De los pozos del infierno al Olimpo de los dioses. Pero para ello hay que arriesgarse. Hay que aceptar que se reirán de nosotros, que nos darán un portazo en todas nuestras narices, pero a la mil y una vez llegará alguien que se arriesgará y aceptará el proyecto cómo lo que es: un reto.

Ellos han decidido que no quieren compartir mi visión. No hubiese ocupado ningún puesto importante (mi ego no llega a tanto) pero si soy una persona comprometida que aporta ideas y no tiene miedo a arriesgarse.
Para acabar permitidme escribir un pequeño ensayo. Se titula EL SARDINERO ARDE y está basado en un episodio de la serie Californication

-“El Sardinero arde”, dijo mientras se servía otra copa, y sigo hundido en el campo visionando fantasmas del pasado: carecíamos de perspectiva para disfrutar del año en Europa o las temporadas doradas del dúo sacapuntos. Nacimos tarde para deslumbrar los mejores años de Amavisca o Ceballos. Y nuestros mayores nos relatan, con melancolía, las hazañas vividas en el antiguo Sardinero donde Manolo Preciado y Quique Setién disputaban sus mejores batallas cada domingo.

Aquí estamos, pensó ella, contemplando las ruinas. Sin ningún tipo de esperanza pero a la vez desesperados por tener algo de fe dentro de nosotros. Quizás haber sufrido tanto y haber sentido tantas cosas por una entidad que se desvanece no haya merecido la pena-

lunes, 4 de enero de 2016

IMPACIENCIA



-La inconstancia y la impaciencia destruyen los más elevados propósitos- Confucio.

La noticia de la destitución de Bénitez no me ha pillado por sorpresa, y no es por el mal juego del Madrid ni de las supuestas incoherencias del entrenador sino por el máximo responsable del club, Florentino Pérez: un tremendo vendedor. Capaz de encandilar a cualquiera pero se trata de un gestor pésimo de personas y de egos. Es el típico empresario de los de antes, de los de "si algo va mal, me lo cargo", desconfiado e impaciente.

De Florentino y de impaciencia va este artículo. Pongamos unos ejemplos que atañan al máximo rival: el año pasado, a estas alturas, la prensa presionó indecentemente para que Luis Enrique fuera sustituido inventando y exagerando varios sucesos. Bartomeu fue capaz de gestionar la situación, Luis Enrique siguió y el Barcelona se hizo con el triplete. Ahora nadie recuerda aquello porque nuestra memoria, sobre todo la de la prensa, es efímera y selectiva.
Si echamos la vista una década atrás y nos adentramos en el Real Madrid de los galácticos veremos un inicio de temporada, la  2003-2004, aplastante de los blancos y un ridículo inicio del nuevo Barça de Frank Rijkaard. Un jugador de la talla de Iker Casillas se atrevió a decir que ya no podía considerar al Barcelona como un grande. ¿Resultados de los galacticos vs Rijkaard?, ningún titulo en tres años con múltiples cambios de entrenador que, hoy en día, da vergüenza recordar lo que dio lugar al hastió del impaciente Florentino y la llegada de Calderón. Aquel presidente ganó dos ligas pero es recordado por la mala imagen que dejó en el Madrid.
Por su parte el Barça ganó su segunda champions y logró un título liguero acabando con 7 años de increíble sequía.

Volvamos a la más reciente actualidad; la sustitución de Benítez. Es cierto que el equipo no estaba jugando nada bien y puede dar lugar a la confusión los constantes cambios de posición y estrategia que Benítez ha realizado en sus 5 meses como entrenador del Real Madrid.
Por mi parte no pienso que probar diferentes situaciones sea malo. Indica estar comprometido con el proyecto, indica que se está analizando todas las situaciones posibles. Y la realidad nos dice que solo se está a cuatro puntos del líder y clasificados para octavos de Champions. ¿Tan mala es la situación? yo creo que no y por ello expongo a continuación los dos conceptos por los que Florentino Perez es incapaz de mantener la calma.

-Vox populi: desde su llegada al Real Madrid ha querido ser el rey Midas. Ese tipo de empresario que da al cliente exactamente lo que él quiere sin investigar más allá. Pero qué pasa si el cliente se equivoca. ¿Qué pasa si en realidad no saben lo que quieren?, ¿qué pasaría si ofreciéndoles otras ideas estarían más satisfechos?.
Este es el principal problema de la gestión de Florentino Pérez; ponerse siempre del lado del aficionado. Ese tipo de gestión le ha dado varias alegrías pero también ha provocado una división en el madridísmo, recordemos la etapa de Mourinho.
Un buen líder es aquel que es capaz de mejorar la situación a pesar de las críticas. Un mal líder es aquel que quiere contentar a todo el mundo.

-Status quo: Florentino siempre ha seducido a los jugadores top de la misma manera; endiosándoles. Dándoles en la plantilla un estatus por encima del resto, incluso cuando todavía no habían demostrado nada en el Madrid. Cuando se ajuntan varios jugadores en un estado mental de "Dios" es muy difícil gestionar los egos.
Solo le pongo un pero a Benítez; no ser capaz de reducir el estatus de Cristiano Ronaldo en la plantilla. Un estatus que por actitud y juego no merece. Aunque este problema no es de Benítez sino de Florentino; ¿creéis que Zidane tendrá el coraje de reducir el status de Cristiano?, el jugador que más camisetas vende, también resulta ser la oveja negra del club.

En conclusión: el Madrid no volverá a ser el más grande, por mucho que quiera dar esa imagen, hasta que la gestión de su rey Midas deje de ser impaciente, deje de intentar contentar a las masas y deje trabajar al profesional.