Nos gustan los personajes heroicos; nos sentimos protegidos,
nos dan esperanzas y los idolatramos porque representan, aunque sea mínimamente,
algo de nosotros.
Existe un símil entre los Cleveland Cavaliers de 2007 y los
Miami Heat de 2014; dos equipos con un juego lento y una clara falta de
identidad. En ambas ocasiones LeBron James tuvo que vestirse de superhéroe para
que esos dos equipos, casi mediocres, llegasen a las finales.
Hace 7 años el Auburn Hills se quedó completamente en
silencio: 29 de los últimos 30 puntos de los Cavs fueron de LeBron, los bad
boys de Detroit estaban paralizados, no sabían por donde les iba a salir en la
siguiente jugada. James se convirtió en omnipresente para llevar a las finales
a sus Cavs. Un jugador de 22 años había humillado a la mejor defensa del
campeonato. Todos los presentes aquella noche sabían que algo muy grande iba a
sacudir el mundo. Era el comienzo de la leyenda.
7 años después LeBron, ya consagrado como el número uno,
tuvo que hacerlo otra vez para llegar a las finales. En el primer cuarto del
quinto partido ante los Spurs, el rey estaba muy concentrado, su mirada
asustaba y no se hablaba con ninguno de sus compañeros. Su juego también
asustaba, estaba en todos los rincones y enchufando todo. James quería ganar
aquel partido el solo pero no tardó mucho en darse cuenta de que el baloncesto
es un deporte de equipo.
Es curioso, los dos años que el rey tuvo que multiplicarse
fueron las dos veces que los Spurs de Popovich y Tim Duncan le arrebataron el
anillo. Precisamente Duncan es el jugador que más ha defendido a LeBron y al
que le ha dedicado las mejores declaraciones. “Algún día la liga será tuya”, le
comentó a James en 2007 tras humillarle en la cancha.
Ahora, el rey ha vuelto a casa para conseguir el ansiado
anillo, un anillo que no llega al estado de Ohio desde hace más de 40 años.
Todas las ilusiones están puestas en él, en lo que puedan hacer las manos del
profeta, de volver a poner a Ohio en el mapa.
Hubo un momento en el que LeBron no parecía un héroe sino
más bien un villano; The Decision fue
el peor momento de su carrera. La ciudad de Cleveland se sintió humillada, el
ídolo caído había decidido llevar su talento a South Beach.
Nike realizó una campaña publicitaria magnífica y sumamente
inteligente para paliar, e incluso volver a su favor, la imagen de LeBron James.
Los que antes le insultaban, ahora le reciben con los brazos abiertos en su
vuelta a casa.
Esta temporada tendrá caballeros dignos a su servicio.
Irving: un base explosivo con un talento enorme que va como un cohete directo a
la élite. Y Kevin Love: el jugador con los números más brutales desde Bill
Russel y Wilt Chamberlain.
Los que critican a LeBron por conseguir 2 anillos yéndose a
Miami argumentan que tuvo que rodearse de jugadores de la talla de Wade para
conseguirlo, Le critican y ponen como ejemplo a Michael Jordan, el nunca dejó
Chicago y se convirtió en uno de los mejores deportistas de todos los tiempos.
Lo que ellos no dicen es que Jordan contaba con un defensor incansable, Dennis
Rodman, y con el jugador más eclipsado de la historia, Scottie Pippen.
La situación actual parece sacado de una epopeya: el héroe
desterrado vuelve con un nuevo y poderoso ejército a su tierra para reclamar su
reinado. De su heroicidad dependerá la temporada de los Cavs, de su heroicidad
dependerá escribir su nombre con letras de oro y llevar a Cleveland a lo más
alto de la montaña, una cúspide que la franquicia nunca ha pisado.
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