Final del Paulista 2010: el Santos gana por la mínima a falta de
25 minutos, el equipo rival ataca constantemente, parece que el gol del empate
llegará, lo peor de todo es que el Santos está jugando con 9 jugadores y sin
Neymar. Dorival Junior quiere meter un cambio defensivo para aguantar el
resultado, el sacrificado es Ganso, sin embargo cuando el cambio se está
realizando Ganso se niega a salir; gesticula con las manos con gesto de
enfadado y grita "Yo me quedo", quizás se trató de un gesto muy
egoísta desobedeciendo las ordenes de tu ordenador pero aquella final se
ganó gracias a él. Durante los 25 minutos restantes la pelota solo estuvo en
los pies de Ganso, da igual que le vinieran 3 jugadores a presionar él mantenía
la posesión, 8 jugadores defendiendo y Ganso dejando que pase el tiempo,
aquella fue una actuación legendaria.
Muchos llegamos a pensar que aquel Santos campeón no radicaba en
los regates de Neymar sino en el talento innato de Ganso. En la Libertadores de
2011 vimos la versión más excelsa del mediapunta. En aquel campeonato era
Neymar el absoluto centro de atención pero en realidad fue Ganso quien llevó al
Santos a la gloria.
Ganso tiene una visión de juego extraordinaria, es capaz de
condicionar el juego con sus pases y llevar la responsabilidad en sus pies si
el partido lo requiere. Tiene un tiro colocado muy característico y necesita de
muy pocos espacios para crear juego. Pero ante todo tiene un control de la
pelota solo a la altura de los más grandes.
Después del fracaso en Sudáfrica, Mano Menezes reconstruyó por
completo a una selección que necesitaba renacer de sus cenizas para volver a
volar. Para ello contaba con una de las generaciones más jóvenes y talentosas
que ha dado nunca el fútbol sudamericano (ver mi post-Brasil: Objetivo 2014)
donde uno de los pilares básicos no era otro que Paulo Henrique “Ganso”.
Parecía que aquella camada de cachorros estaba preparada para la lucha, estaba
preparada para asaltar lo más alto, estaba preparada para asombrar al mundo.
Sin embargo el desastre de la Copa América y los insultantes partidos de
preparación hicieron saltar todas las alarmas. Menezes fue destituido y se optó
por un viejo conocido; Felipe Scolari quien declaró tajantemente que Ganso no
iba a formar parte de su equipo.
Ganso siempre ha tenido dos graves problemas que nuncó supo
remediar, las lesiones y su actitud;
Ganso es muy propenso a las lesiones de rodilla, muchos
periodísticas destacan que este es el principal rasgo por el cual Ganso nunca
triunfará. Sin embargo yo siempre he mantenido que el mayor defecto de Ganso es
su actitud; muchos de sus entrenadores se han quejado de lo poco que lucha sin
pelota, de lo poco que corre, de las pocas zonas en las que puede causar
peligro. Ganso prefirió el dinero fácil que el Sao Paulo le ofreció a una
carrera de éxito y prestigio en Europa.
Cada vez son más los jugadores brasileños que no cruzan el charco
porque de por sí en Brasil ganan un sueldo muy semejante a Europa, sin embargo
lo de Ganso es especial; no se trata de dinero, no se trata de fama, se trata
de ambición algo que siempre le faltó. Prefiere una vida acomodada en casa que
salir del nido y asombrar al mundo.
Entre las lesiones y su actitud, Ganso lleva 2 años totalmente
estancado. Su juego no avanza y él cada día es más lento tanto de reflejos como
en velocidad. Para colmo es odiado por parte de la hinchada que no se explican
cómo un jugador tan talentoso y que cobra tanto haya elegido el camino de la
mediocridad.
Queda medio año para el mundial pero las esperanzas de Ganso para
entrar en la convocatoria son prácticamente nulas. Ha pasado en 2 años de ser el
mediapunta titular a ser el cuarto o el quinto en discordia por delante de
Paulinho o Lucas Moura. Lo más triste de todo es que solo tiene 24 años y
parece que lo mejor de su carrera ya pasó. Sin embargo todavía tengo esperanzas
en que esa dupla mágica que Neymar y Ganso formaban en el Santos renazca en
Brasil 2014.
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