sábado, 4 de enero de 2014

Pozos de esperanza(I) Orlando Johnson; caerse 7 veces y levantarse 8


La NBA nos quiere vender la historia de Orlando Johnson como la típica historia de superioridad que acaba cumpliendo el sueño americano pero en realidad va más allá; es una historia que ni el propio Satanás hubiese deseado hacer jamás.

Orlando Johnson nace en 1989 en el estado de California. Pero no la California que nosotros conocemos de olas y alfombras rojas sino la California que Obama nos esconde; drogas y pobreza (esta California representa el 40% del estado). Nace en una ciudad y  una época de auténtico cambio en la sociedad americana donde el crack empieza a llevarse sus primeras víctimas y la lucha entre bandas rivales crece a pasos agigantados. Una época de denuncia social representada por el cine de Spike Lee, John Singleton y el grupo de rap NWA.

En esa aura de drogas y múltiples vicios se encontraba la familia de Orlando. En ningún momento se supo nada del padre y la madre era una adicta al crack. La madre de Orlando se rehabilitó de su adicción dispuesta ayudar a su familia pero el mismo día que salió de la clínica fue asesinada en un parque. Se dice que fue maltratada, violada y casi carbonizada.

Pero las desdichas no acaban aquí; Orlando, desde la muerte de la madre, fue criado por su abuela. En una Nochebuena apareció por casa uno de sus hermanos mayores,  un traficante de drogas que fue repudiado por su familia, y decidió llevarse al pequeño Orlando de 6 años a su casa para que jugara a la nueva Playstation. Esa misma noche la casa de la abuela se quemó y se murieron cuatro primos de Orlando. Para colmó el otro hermano de Orlando se presento en casa del anterior a punta de pistola pensando que uno de los carbonizados era Orlando.

Aquel día los dos hermanos mayores repudiados hicieron las paces y decidieron inculcar nuevos hábitos y conocimientos al pequeño Orlando. Además la abuela murió de un infarto repentino. Orlando estaba en el colegio cuando pasó, se dirigió a casa y vio a un montón de gente alrededor de la vivienda, llegó al salón y encontró a su abuela Muerta. Desde aquel día la mirada de Orlando nunca volvió a ser la misma.
Fue entonces cuando sus hermanos cogieron las riendas y vieron en el pequeño Orlando un talento con la pelota en las manos. Le inculcaron disciplina desde el primer momento, sabían que Orlando les sacaría de aquel infierno de vida.

En su primer año jugó en la universidad de Loyola, allí no destacó y tuvo problemas con el entrenador lo que le llevo a ser expulsado y suspendido un año entero sin jugar en la NCAA. Orlando seguía teniendo mentalidad de barrio, seguía siendo el más gallo del corral pero más tarde Orlando aprendió que los gallos van al matadero. Un inexperto Brian Shawn le sacó del pozo y le hizo enfrentarse a  sus miedos, jugó en la segunda división de la NCAA y él solito llevó a su equipo hasta el baile de marzo.
Sus portentosos números no le llevaron a la primera ronda del draft y fue elegido por Sacramento en la posición 36  y aparentemente iba  a ser cortado. Sin embargo apareció Larry Bird y los Pacers se hicieron con sus derechos.


Orlando Johnson lleva dos años en la NBA y apenas es conocido, apenas ha jugado pero para mí ya es un héroe; alguien que es capaz de enfrentarse a sus demonios, salir del barrio y crecerse ante la adversidad merece todos mis respetos.



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