domingo, 7 de julio de 2013

Estrellas estrelladas (II)- "El Chino" Recoba, un puedo pero no quiero


La historia reciente del Inter tiene poca relación con el talento técnico. Un equipo que en los últimos 20 años ha predominado las condiciones físicas frente al talento natural. Ronaldo es el máximo exponente de talento que ha pasado por el Inter en su historia moderna, sin embargo todavía unos pocos nos acordamos de un uruguayo que parecía chino, un uruguayo que tenía un golpeo de balón exquisito y una capacidad técnica fuera de lo común, El Chino Recoba; el talento natural que no quiso ser el más grande:

Un joven de 17 años, pequeño y endeble estaba a punto de darse a conocer. Al principio pocos le tomaban en serio. No tenía cuerpo, no tenía velocidad en un fútbol predominado por el físico. Hasta aquel día, el día que emuló al Dios del fútbol, Diego Armando Maradona.


Desde aquel día la vida de Álvaro Recoba no volvió a ser igual. Uno de los grandes uruguayos le fichó, el Nacional, donde siguió creciendo y metiendo golazos. En 1997 recibió la llamada de Europa, la llamada del Inter, un equipo que se estaba reconstruyendo y que quería hacer algo grande con los fichajes de Ronaldo y el Chino.

Recoba debutó en el minuto 80 de un partido que el Inter iba perdiendo 0-1, y el solito se encargó de dar la vuelta al marcador con un disparo lejano y una falta directa. Por si fuera poco en la jornada siguiente, también saliendo desde el banquillo, metió un gol desde el medio campo. El Chino estaba llamado a entrar en el olimpo, la afición interista ya tenía un nuevo ídolo


Pero, en realidad, el Chino jugaba muy poco, no era capaz de adaptarse a una liga tan física  y a un equipo que no jugaba para él. Además la presión era evidente por parte de la prensa, un jugador que cobraba unos 7 millones de euros(el record por aquella) y que no acababa de arrancar.
En 1999 Recoba tomó una decisión importante: ¿Quedarse y ser uno más? o ¿irse cedido a un equipo pequeño y ser el centro de atención?. El Chino eligió irse cedido al Venezia donde quizás hizo el mejor fútbol de su carrera.

Volvió al Inter con el rol de ser el jugador estrella, el rol de ser el mejor jugador de la liga y un día convertirse en el mejor del mundo. Durante los 8 años que Recoba pasó en el Inter siguió metiendo golazos y destellos técnicos pero se quedó en eso, en destellos: nunca fue capaz de explotar, nunca fue capaz de adaptarse. Recoba pensaba con el balón, en Italia pensaban en lo físico y aguantar el resultado. y Así se acabaron 10 años de relación amor-odio con la Serie A. En Italia se acuerdan mucho de él pero no como un gran jugador sino como la gran decepción.

Tras un pequeño paso por el Panionios griego volvió a Uruguay, primero al Danubio y luego a Nacional donde sigue jugando. Con unos cuantos kilos de mas pero todavía nos sigue dejando obras de arte(goles olímpicos entre otros). Al chino Recoba le pueden criticar por muchas cosas; falta de compromiso, nula defensa, desaparecer en encuentros importantes, pero nunca nadie le puede reprochar sus goles y sus detalles técnicos porque durante toda su carrera lo ha demostrado, al fin y al cabo eso es lo más bonito del fútbol, y el Chino nos ha sacado más de una sonrisa.


Recoba nunca tuvo la ambición de ser el más grande, el juega para divertirse. Quizás fue sus malas decisiones, quizás fue su falta de disciplina en entrenamientos o quizás fue cosa del destino que Recoba no triunfara. Nos lamentamos de que no llegara más lejos, alguien que lo tenía todo para triunfar y decidió quedarse en unos cuantos escalones por debajo.
En realidad Recoba nos ha enseñado una lección: el fútbol es para divertirse y Recoba siempre tuvo esa idea como algo primordial en su carrera. Lejos de los focos, lejos de las leyendas, lejos del olimpo El Chino Recoba sigue disfrutando con un balón en los pies, algo que muchos de nosotros hemos olvidado.


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